lunes, 26 de enero de 2009

Estos dias

... he pensado en escribir sobre tantas cosas. Que si la eficacia de la educación pública para con los estudiantes que trabajan; que si la eficacia de los estudiantes para con su educación. Que si los recursos que se invierten para abastecer a una sola ciudad dejan en desabasto a veinte diez veces mas grandes pero cien veces menos pobladas. Que si es imperdonable que hoy en dia siga habiendo personas que discriminan por las preferencias sexuales; que si tus compatriotas suponen que por ser del Distrito Federal eres un "tranza", "fresa" o "naco". Que si las benditas y eternas (como todo lo bendito) dietas... que si la crisis; que si el hambre; que si la vida.
Que si el hambre por la vida.



Que si por el bendito historial de internet y por mis limitadas aptitudes en la pc, no pude conservar este espacio como solo mío y no tuyo. No tuyo, lector que no deseo que leas estas líneas. De ti quería privacidad.



Que si el amor.


Que si el deseo.


Que si la mar.

Pero hoy! Hoy soy simplemente artista. Artista! Artista? Si, artista. Después de repetir la misma palabra varias veces como que ya no sabemos bien que significa; pero es lo que dijo el hombre despues de concluir con su sesión de masaje. You are an artist! Y sus ojos me miraron como agradeciendo por haberlo librado de algo doloroso, como si respirara profundo por primera vez despues de casi morir ahogado. Como si creyendo todo perdido, encontrara un nuevo comienzo; como cuando pasas semanas metido en tus entrañas buscando el lugar más recóndito para gritar llorar y desgarrarte; o para simplemente dormir sin que nada ni nadie interrumpa tu reconstrucción. Y un día, todo parece mas claro, hay opciones, ganas, esperanza. La creatividad llega a ti.

Todo eso me dijeron sus ojos. Y se que hice un buen trabajo. Lo sentí. Cuando estoy dando masaje a veces pasa que, mientras pienso en lo que tengo que hacer en el dia o en los chismes de mis "compañeras" o en no se que barbaridad; de pronto algo llama mi atención y noto como mis manos junto con todo mi cuerpo entran en comunicación con el de la persona que yace ahi. Sin yo predisponerlo, es decir sin pensando en ello, mi cuerpo esta dispuesto a entregarse, y el otro a recibir. Los movimientos de mis manos, además de ser firmes y profundos, son certeros. Embonan perfectamente con los músculos y huesos de mi receptor. A veces suaves. Todo mi cuerpo tiene un movimiento armónico. Mis rodillas, benditas mis rodillas que han sufrido tanto; se flexionan impulsando el peso de todo mi cuerpo hacia mis manos. Tener una correcta posición del cuerpo a la hora de dar masaje es promordial, vital diría yo. Y sin más desde la planta de mis pies hasta la cabeza están en conexión con el otro cuerpo. Y respiramos a la par lento y profundo, al ritmo de la música de fondo, y de mis manos. Y la piel se eriza.

Y es placentero para ambos. Disfruto tanto estos masajes que, a pesar de haber sido exhaustivo, no estoy en lo más mínimo cansada. No me duele nada. Solo siento el calor de mis músculos, también masajeados por el movimiento.

Y al final de la sesión, en lo que espero afuera de mi cabina a que salga pienso: ¡Que masaje tan chingón le di!

Es lo que hago, a esto me dedico. Hoy soy artista.

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